viernes, noviembre 26, 2004

Ander Cioran y sus aforismos de burdel.

El linchamiento, la justicia por su propia mano, la ley del pueblo. Estoy de acuerdo con todo eso. En un pueblo en el que seguramente no hay nada que hacer es lo único que queda (y no hablemos de ense-nada, que su brutal falta de movimiento genera cada día más el consumo en cantidades industriales de criko), preguntenme a mi.
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El linchar a una persona es realmente fácil, no se ocupan mas que dos o tres chismes, cuatro o cinco que lo confirmen y seis o siete que hagan enardecer al pueblo y listo, ahora tenemos un linchamiento casi instantáneo (casi instantáneo por eso de que "oye, déjame hablar por teléfono, no seas cabron" o el "soy chota, soy chota, soy inocente" o el mas patético aun "¡no me maten! ¡Tengo tres perros y un gato!". Toda esa palabrería quita tiempo, pero aun así no le quita esa chispa que lo hace ser tan instantáneo).
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Una de las opciones y mas segura, es aquella que no conocemos pero que inconscientemente todos imaginamos. Yo, que comúnmente tengo mas imaginación que todos ustedes, lo pensé primero (aunque maese Beam lo posteara primero) y ahora se los digo: la conclusión a la que he llegado (al fin) es que los habitantes de dicho pueblo no son habitantes tan comunes ni tan corrientes ni tampoco son tan malos como ustedes se imaginan. Recientes investigaciones (mías, por supuesto) han aclarado el asunto. Resultase ser que dicha comunidad es una comunidad punk 100%, predicadora y amante de aquel rezo punk de los 80's interpretado por Eskorbuto, aquel que dice así: "Mucha policía poca diversión".
Viendo ahora el panorama ¿Que otra cosa se podia hacer? (me pregunto y me contesto) mandar a dormir al resto.

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