Ayer por la noche (y todos los días desde que vivo en Tijuana) me la había pasado pensado en lo cómoda que era mi cama de Ense-nada (ya que ahora mismo estoy aquí, en Ense-nada), pero no solo cómoda, si no que también se dormía muy placenteramente con una tranquilidad de muerto y, no se, me preguntaba que por que si es tan cómoda mi cama, no me la lleve conmigo a Tj, pero fue ahí en donde me quede bloqueado, no encontraba la salida de ese pensamiento tan abstracto, entonces, victima de la desesperación y el mal gusto, me fui a visitar el blog de mi hermano Batiano, maese Chango 100 (aquel simpático y bonachón joven regordete) y encontré lo que necesitaba.
Yo lo único que he añorado en viajes ha sido la comodidad de mi cama y la certeza de amanecer en la misma habitación, a la que me he acostumbrado deliciosamente. Y no me refiero a su entorno, sus elementos, sus olores. No me refiero a sus cobijas, ni el techo o el armario. Me refiero a esa soporífera tranquilidad que experimento, el encapsulamiento de todos mis ruidos mentales. Es una añoranza interna, estimulada por un todo indivisible.
Yo aun me siento de viaje.
Yo lo único que he añorado en viajes ha sido la comodidad de mi cama y la certeza de amanecer en la misma habitación, a la que me he acostumbrado deliciosamente. Y no me refiero a su entorno, sus elementos, sus olores. No me refiero a sus cobijas, ni el techo o el armario. Me refiero a esa soporífera tranquilidad que experimento, el encapsulamiento de todos mis ruidos mentales. Es una añoranza interna, estimulada por un todo indivisible.
Yo aun me siento de viaje.
